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Micorremediación: Explorando Nuevas Posibilidades

        Bajo el manto de nuestra cotidianidad se esconde un enemigo sigiloso y omnipresente. Invisible a los ojos distraídos y trivializado por prácticas inadecuadas de gestión de residuos.

        A lo largo de las calles, parques y ríos, los pequeños vestigios de acciones cotidianas se acumulan, transformando el paisaje natural en un recordatorio constante de nuestra relación con el medio ambiente.

        Cada colilla de cigarrillo, cada pedazo de plástico, se convierte en un testimonio silencioso del impacto humano y de la urgente necesidad de adoptar costumbres más sostenibles. Al contemplar el entorno que nos rodea, surge la realidad de que las acciones, por pequeñas que parezcan, tienen consecuencias duraderas.

      Es en este contexto, iniciativas innovadoras como la micorremediación empiezan a surgir alrededor del mundo como una luz de esperanza, ofreciendo soluciones sostenibles a problemas arraigados.

    Problemática

    En Fungi Misiones, estamos empezando a explorar la micorremediación, una estrategia prometedora para abordar la contaminación ambiental causada por las colillas de cigarrillos. Este problema, a menudo ignorado por la sociedad, tiene consecuencias devastadoras: una sola colilla puede contaminar hasta 70 litros de agua, afectando ríos, acuíferos, suelos, plantas y fauna, que absorben metales pesados cancerígenos a través de la cadena alimenticia. En Argentina, se estima que 54,000 colillas se descartan cada minuto, exacerbando este desafío ecológico.

    Las colillas de cigarrillo están presentes en cada rincón del mundo. Muchos fumadores las desechan en playas, veredas públicas y espacios verdes sin considerar su impacto ambiental. Este pequeño residuo tiene un impacto gigante: es el desecho más común en el mundo, acumulando alrededor de 766.6 millones de kilogramos de basura tóxica cada año, según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).

    Estos desechos contienen metales pesados tóxicos para los seres vivos, microplásticos y acetato de celulosa que pueden tardar hasta 25 años en degradarse. Además, absorben compuestos tóxicos del tabaco y su combustión, como el alquitrán. Los metales pesados como arsénico, cadmio, cobalto, cromo, cobre, mercurio, manganeso, níquel, plomo, estaño y talio son tóxicos y pueden causar graves problemas de salud. Estos metales pueden ingresar a la cadena alimentaria y no se eliminan fácilmente de los organismos, provocando enfermedades en animales y humanos.

      La Promesa de los Hongos en la Remediación

    Investigaciones crecientes evidencian la capacidad de hongos como el Pleurotus ostreatus para descomponer compuestos de metales pesados y biodegradar eficientemente el acetato de celulosa. Este proceso no solo neutraliza sustancias nocivas, sino que también permite aprovechar la biomasa residual para la producción de papel, cartón, materiales aislantes térmicos y la creación de artesanías ecológicas únicas, demostrando el potencial intrínseco de los hongos en la economía circular y la sostenibilidad ambiental.

    Un ejemplo destacado es el trabajo de María del Pilar Núñez, bióloga y becaria del CONICET, quien investiga en el Laboratorio de Micología Experimental de la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Núñez y su equipo están estudiando cómo los hongos pueden descontaminar las colillas de cigarrillos, recuperando el material para usos industriales. Su investigación se centra en la capacidad del Pleurotus ostreatus para degradar los componentes tóxicos presentes en las colillas, demostrando resultados prometedores en la neutralización de metales pesados y otros contaminantes.

    En diversos estudios, se ha propuesto recoger colillas de cigarrillos para degradarlas y convertirlas en papel utilizando el hongo Pleurotus ostreatus, que posee un complejo enzimático capaz de degradar la celulosa. El proceso consiste en almacenar el inóculo del hongo junto a las colillas durante aproximadamente 30 días, midiendo la temperatura, la longitud relativa del micelio y el pH. Luego, el micelio se extrae y se recicla mediante un proceso de homogeneización, resultando en una pulpa de celulosa que puede utilizarse para fabricar papel o artesanías

      

      Iniciativas Globales de Reciclaje de Colillas

      El reciclaje de colillas es una práctica que ha ganado terreno globalmente en los últimos años, con la aparición de nuevas iniciativas y métodos de tratamiento tanto micobiológicos como químicos:

    • Ecofilter (México): Transforma colillas biodegradadas por hongos en papel, cartón y macetas de celulosa.

    • Cigcycle (Australia): Representa un movimiento emergente dedicado a la biodegradación de colillas mediante hongos.

    • Code Effort (India): Aplica métodos químicos para purificar colillas y reciclar el acetato de celulosa como algodón sintético.

    • Reciclemos (Argentina): Fabrica ladrillos ecológicos integrando colillas.

      Compromiso de Fungi Misiones

      Siguiendo esta tendencia, en Fungi Misiones estamos comprometidos con la investigación y el desarrollo experimental para evaluar la viabilidad técnica de reciclar colillas de cigarrillos y producir celulosa de manera sostenible. Estos experimentos iniciales buscan explorar métodos que sean escalables y competitivos en precio, contribuyendo además a la concientización social y a un futuro más verde y responsable.

      Referencias Bibliográficas:

    • Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).

    • Estudios sobre Pleurotus ostreatus y su capacidad para degradar metales pesados y acetato de celulosa.

    • Iniciativas de reciclaje de colillas mencionadas: Ecofilter, Cigcycle, Code Effort, Reciclemos.